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Un bichón maltés logra recuperar su movilidad sin dolor tras una rotura de ligamentos de rótula gracias a la combinación de radiofrecuencia, quiropraxia y acupuntura

La radiofrecuencia evita la cirugía de un perro con rotura de ligamentos de rótula

Un bichón maltés logra recuperar su movilidad sin dolor tras una rotura de ligamentos de rótula gracias a la combinación de radiofrecuencia, quiropraxia y acupuntura

Redacción - 14-10-2022 - 11:25 H - min.

La aplicación de radiofrecuencia en veterinaria combinada con otras terapias, como la acupuntura o la quiropraxia, tiene varias ventajas. Es más, la combinación de diatermia por radiofrecuencia monopolar y ondas de choque ha demostrado, por ejemplo, disminuir el dolor y la cojera y mejorar la flexión de rodilla en lesiones de ligamento cruzado en perros.

Tal y como explican desde Advanced Vet, el uso conjunto de estos tratamientos logra recuperaciones sin antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) e, incluso, evoluciones que permiten descartar la cirugía, que antiguamente era considerada casi la única opción.

Un claro ejemplo del éxito de esta fusión es el caso de Coco, un bichón maltés al que detectaron una rotura de ligamentos de rótula y se llegó a plantear tratamiento quirúrgico. Los propietarios no estaban muy de acuerdo con la idea de someterlo a una operación, por lo que acudieron a la Clínica Veterinaria La Corredoría para ponderar otras opciones.

En su primera visita, los especialistas se dieron cuenta de que, además de la lesión en su rodilla, Coco tenía también una afectación a nivel lumbar que hacía que su movimiento fuese aún peor, provocándole bastante dolor.

De hecho, para sobrellevar su vida diaria, estaba medicado con antinflamatorios no esteroides, debido a sus graves problemas de movilidad.

Tras una primera evaluación, los veterinarios establecieron sesiones de radiofrecuencia con Advanced Vet en la rodilla, acompañadas de algunas sesiones de quiropraxia para reequilibrar la marcha, así como sesiones de acupuntura.

Gracias a esta combinación de tratamientos, poco a poco se fue reduciendo la dosis de AINEs, que se sustituyeron por Boswellia, como protector y modulador de la inflamación. A finales de julio, y tras ocho semanas de tratamiento, ya se había reducido la dosis de Boswellia al mínimo y se mantenía estable.

Tras dos meses de tratamiento, Coco presentó una mejoría destacable y pasó a caminar mucho más recto, sin dolor, y consiguiendo sentarse sin problemas, algo que no podía hacer al llegar a la clínica veterinaria. En definitiva, los veterinarios que lo trataron consideran que la evolución ha sido muy positiva, permitiendo al perro recuperar su movilidad sin dolor.

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